Bueno, a ver si por fin la semana que viene empezamos las vacaciones sin sobresaltos ni imprevistos de mal gusto. Todavía no había podido llevar a mis niños a la playa a pasar el día, sólo habíamos ido a pasear y merendar allí, aunque ayer fueron con unos amigos y se portaron genial, ¡menos mal! Se ve que se perdió un niño a la hora de comer y se asustaron y ya no se movieron ni dos metros del lugar donde estaba la sombrilla. Entre las personas que se han ahogado este verano, incluida una niña saharaui de siete años, y lo que escucharon ayer por los altavoces de la playa, ya van cogiendo un poco de respeto al agua, ya que no tenían nada de miedo, ni en la piscina ni en la playa. Tampoco quiero que cojan miedo, pero al menos que se intimiden un poquitín. Como no han visto tanta agua junta de golpe, pues no conocen sus peligros y sólo tienen ganas de zambullirse en ese preciado tesoro y de lanzarse, aunque no sepan nadar ni lleguen con los pies al fondo.
Lecciones de Literatura Universal en la Pompeu
Hace 9 años
No hay comentarios:
Publicar un comentario